La Gaviota patiamarilla pone normalmente 2 o 3 huevos que eclosionan en los primeros días de Junio, aunque este año la pareja principal del estudio no tuvo pollitos hasta mediados de mes.
Pollo recién nacido de Gaviota patiamarilla
La idea de este post me surgió tras notar un cambio en los hábitos alimenticios y - lo más extraordinario - de comportamiento. Para realizarlo he utilizado mis cámaras bridge, que ofrecen una comodidad de uso y unas prestaciones que han permitido documentar la entrada.
No puedo concretar el momento en que se asentaron las primeras parejas reproductoras sobre suelo urbano pero es evidente que han encontrado un buen acomodo entre los tejados y chimeneas de los edificios, mientras están abandonando progresivamente sus colonias en los acantilados costeros, tal como nos vienen informando los colegas ornitólogos.
En un principio las patiamarillas empezaron a buscar alimento básicamente en contenedores y vertederos urbanos. Sin embargo su adaptación está siendo más rápida de lo que imaginamos. En mi opinión está dejando de ser un ave costera asentada en la ciudad para convertirse en un ave urbana más y, como otras especies urbanas, mejor adaptada y más tolerante a la presencia humana.
A lo largo de 2016 y en este 2017 he podido documentar la importancia que para nuestras patiamarillas tienen los restos orgánicos que dejamos en áreas comerciales o contenedores de basura, pero la relación entre las gaviotas y el hombre ha cambiado.
Gaviotas patiamarillas alimentándose de restos orgánicos en un área comercial
En algún momento una gaviota descubrió que en las terrazas de los bares quedaban restos de los "pinchos" o tapas sin consumir y decidió probar. Desde entonces son docenas los ejemplares que han adquirido el hábito de esperar en las terrazas un momento para posarse en la mesa y recoger su botín (aún no tengo foto de eso Toño). Esto implica un cambio substancial en la composición de su alimentación, pues en muchas ocasiones se trata simplemente de pan.
De hecho en el astillero hay ejemplares que esperan a la hora del café, cuando los trabajadores de la principal y de las auxiliares toman el bocata, para comer los restos, en algún caso casi de la mano, como he llegado a observar. Por otra parte resulta más sorprendente el aprovechamiento que de otros recursos hacen las gaviotas patiamarillas urbanas. Uno de ellos es el pienso que muchos ciudadanos echan en comederos para los gatos de la calle. El año pasado pude documentar la alimentación de los pollos con pienso para gatos pero lamentablemente perdí las fotos. Lo que quiero decir es que ya no son "aves marinas que viven en la ciudad" sino que debemos empezar a cambiar el concepto sobre la especie, sobre todo si coninúa la tendencia negativa de sus poblaciones litorales.
Adulto con pollos de tres semanas (fotografiados anteayer)
Esta semana podía capturar el momento en que uno de los progenitores regurgitaba un bollito de leche o croissan de los que ponen en cierta cafetería próxima. En las fotos no se aprecia ningún contenido cárnico en él y pienso que debemos considerar como relativamente frecuente la ingesta de hidratos de carbono (y algo de grasas), tal como puedo observar a diario en las gaviotas del astillero, que cogen los trozos de pan que les echan los trabajadores.
Adulto regurgitando bollería de una cafetería
Perdonad mi heterodoxia pero no tengo tiempo para realizar series estadísticas, aunque pienso que tengo un volumen importante de registros, la mayoría visuales sin anotación. Gracias a ellos he llegado a la conclusión que la importancia del pescado (recogido en contenedores de supermercados después del cierre) es cada vez menor, mientras su adaptación a la vida en las plazas y terrazas es mayor, lo que sugiere un cambio importante en su dieta. Y con ello se aprecia también un cambio etológico, de comportamiento. Concretamente en lo referido a la tolerancia al hombre y su agresividad hacia él.
Este asombroso descubrimiento ha tenido lugar en el astillero, donde tenemos una población que podíamos estimar grosso modo en varias decenas de parejas, aunque después del cambio de tejados viejos de uralita por PVC ha disminuído (muchas parejas se han adaptado y crían ya en el suelo).
Desde que se asentó esta colonia y durante la época de cría de los pollos la mayoría de los adultos se mostraban extremadamente agresivos cuando caminabas cerca, hasta el punto de llegar a atacar a la gente con picotazos incluidos. Sin embargo esta hostilidad hacia el ser humano parece estar menguando. De hecho una de las parejas más agresivas de la fábrica ni me amenazó el otro día cuando tuve un momento libre y me acerqué hasta su territorio, cuando antes había que salir cagando leches en esta época a poco que te aproximaras. Y el misterio de este cambio es, en mi opinión, que la percepción que las gaviotas tienen sobre nosotros ha cambiado. Para ellas estamos empezando a ser lo que somos desde hace siglos para las palomas: la fuente de alimento.
Y hablando de palomas, fueron ellas precisamente las que me alertaron de este cambio y me intrigaron lo suficiente para investigar hace tres años. En aquel momento empecé a fijarme que varias palomas acudían al tejado de enfrente únicamente durante el período de cría de las gaviotas pero se ausentaban el resto del año. Como pensaba que las gaviotas alimentaban a sus pollos con alimentos ricos en proteína - restos de carne o pescado - me sorprendía esta presencia tan puntual de un ave como la paloma doméstica. Hasta que descubrí que lo que buscaban las palomas eran restos de pan que traían para los pollos!
Paloma doméstica acompañando pollos de patiamarilla
¿Estamos asistiendo a un cambio en la relación entre la gaviota patiamarilla y el ser humano? Ha sucedido antes con especies que procedían de hábitats salvajes pero que se instalaron y adaptaron a entornos urbanos, tales como Colirrojo tizón o Avión común. Quizá dentro de unas décadas hasta nos resulte exótico hablar de la patiamarilla como un ave marina.
Y quiero dedicar este post a Andres Bermejo, Xan Rodríguez Silvar, Paco Girón y Antonio Gutiérrez, todos ellos lectores de "Bichos" y grandes amantes de las gaviotas, un grupo de aves injustamente tratado en muchas ocasiones.
Qué interesante Xabi. No tellado de enfrente da miña casa en Ribadeo tamén cría unha parella. Teño feito xa unha entrada no blog, ainda que como as miñas estancias por alí son agora ocasionais, non podo facer este seguimento que ti fas ás túas veciñas. Moi interesante.
ResponderEliminarApertas.p
Eu flipei o día que descubrín que daban pienso para gatos aos pitos. No momento non o apreciaba pola distancia pero en canto vin as fotos ampliadas no computador alucinei.
EliminarAgora moitas veces teño unha das cámaras perto da ventana cando me asomo. Entre Cirrios, Colirrubios, Lavandeiras e Gaivotas non dou feito, jaja!
Apertas Quique.
As gaivotas son todoterreos, con alimentación moi variada segundo os barrios. As do porto comen dun xeito e as do parque doutro. E tanto gatos, coma patos e outros paxaros non se enfrontan a elas.
ResponderEliminarApertas,
Inés
Son, desde logo, Inés. Normalmemnte quedan moitas cousas no "tinteiro" virtual cando publico por falta de espazo e tempo. Neste post o que pretendía básicamente era destacar o cambio tan importante na alimentación das gaivotas urbanas con respecto ás gaivotas "orixinais", en hábitat mariño.
EliminarHai décadas que a poboación invernante de láridos emprega os verquedorios de lixo urbano para se alimentar (en Madrid sábeno ben) pero no caso dos exemplares nidificantes nas cidades galegas penso que estamos a vivir en directo un importante cambio no papel ecolóxico das mesmas por usar ao ser humano como "comensal". Sei que as biólogas e biólogos tedes un termo para iso pero non o recordo ben (ou vou maior ou teño falta de sono).
Un biquiño, Inés.