Zamora, 2ª parte: Bretocino

  El sábado fuimos a Bretocino, zona situada sobre el río Esla (afluente del Duero), un lugar que ya os he enseñado en el blog.

Río Esla en Bretocino (Zamora)

  Me encanta Bretocino. Puedes perderte por sus pistas sin fin que no te vas a aburrir con sus paisajes, su flora y su fauna mediterránea.

Jaras en flor (Cistus ladanifer)

  El que viene conmigo al campo sabe que va a madrugar mucho, a veces hasta lo inhumano. Pero soy de los que piensa que siempre vale la pena llegar al amanecer. Por ejemplo, para ver mis primeros ciervos (Cervus elaphus) en Zamora. Escaparon demasiado rápido para fotografiarlos pero estaban en este claro forestal:

  Los conejos son mucho más confiados. Esta pareja sufrió un ataque de pasión en el mismo camino por el que íbamos. El paparazzi que llevo dentro hizo su trabajo.

Conejos dándolo todo a las 7,20 hora zulú

Conejo europeo (Oryctolagus cuniculus)

Una de las especialidades de Bretocino es el tímido escribano hortelano, que tiene allí una población estupenda (en Galiza es muy raro).

Escribano hortelano con material para construcción de nido

  Pude afotar bastante bien a una pareja reproductora, pero como andaban con el nido marché rápido para no molestar más de lo debido. 

Escribano hortelano (Emberiza hortulana)

  La lista de especies fue la habitual, destacando alcaudón común (Lanius senator), alcaudón meridional (Lanius meridionalis), críalo (Clamator glandarius), cuco (Cuculus canorus), oropéndola (Oriolus oriolus), curruca carrasqueña (Curruca iberiae), curruca mirlona (Curruca hortensis) y sobre todo elanio azul (Elanus caeruleus), al que había visto hace años en la dehesa de Castronuevo o en Puente Quintos.

Alcaudón meridional (Lanius meridionalis)

Abubilla (Upupa epops)

 Hacía bastantes años que no veía elanio en la zona y en esta ocasión vimos dos, no sé si pareja o dos machos diferentes. Pude fotografiar de manera testimonial lo que parece un movimiento de cortejo o bien un ataque entre rivales. Manifiéstese el público.

Elanio azul (Elanus caeruleus)

Elanios haciendo "algo"

  Pero si algo me apasiona del monte mediterráneo es la fauna herpetológica, mucho más rica que la que tenemos en entornos eurosiberianos.

Culebra de escalera (Rinechis scalaris) y lagarto ocelado (Timon lepidus)

  Bajo una piedra encontramos un lagarto ocelado adulto y un juvenil de culebra de escalera, especies totémicas del bosque mediterráneo ibérico.

Lagarto ocelado (Timon lepidus)

  Como norma general debemos apartar siempre la fauna vertebrada que podamos hallar bajo piedras antes de bajar éstas a su sitio, para no aplastarlas o herirlas. Una vez documentada la observación podemos soltar el animal para que él mismo se introduzca en su refugio bajo la piedra, evitando así riesgos para el bicho.

Culebra de escalera (Rinechis scalaris) juvenil

    Lo mejor vino al final. Por primera vez en mi vida cogía con mis manos un ejemplar adulto o subadulto de culebra bastarda. Un momento largamente deseado desde que era niño.

Un servidor con culebra bastarda (Malpolon monspessulanus)

 El ejemplar, encontrado bajo una gran piedra, medía aproximadamente 1100-1200 mm. Por lo consultado en guías no me queda claro si es un subadulto o una hembra con diseño juvenil (mi experiencia con la especie es muy limitada, lógicamente). Que hablen los expertos, porfa.

  La verdad es que pensé que sería más complicado capturarla y manipularla. Sin duda tenía mucho que ver la hora tan fría de la mañana (cuando se han termorregulado los reptiles se vuelven muchísimo más activos y rápidos). Intentó mordernos un par de veces pero agradecí sobremanera que no defecara sobre mi brazo, una costumbre de las culebras del género Natrix que deja un olor nauseabundo.

Culebra bastarda (Malpolon monspessulanus)

Culebra bastarda (Malpolon monspessulanus)

Sony RX10 III focal 350 mm   ISO:100   V:1/500   F:6,3

Culebra bastarda (Malpolon monspessulanus)

   Durante un momento me convertí en el niño que era hace cuarenta años, cuando leía con devoción los cuadernos de campo de Félix Rodríguez de la Fuente y veía como una anaconda intentaba morder su cuello al comienzo de "El hombre y la Tierra". Porque ser naturalista es también volver a ser niño, volver a sentir curiosidad por todo lo que ocurre a tu alrededor y por entender la causa de las cosas. Volver a sentir amor por la Naturaleza con la inocencia del niño que todos hemos sido.

Félix Rodriguez de la Fuente con anaconda en el Orinoco

 Espero que os haya gustado este viaje maravilloso a Zamora.