Toquemos madera para el finde!

  Es lo que procede en estos momentos. Tras cinco años sin salir del país este próximo finde tengo prevista una visita a  Zamora (en compañía del colega Miguel Fernández). Hay muchas ganas de volver a mi querida Villafáfila pero más aún de regresar a Arribes del Duero, pues han pasado trece años desde mi última estancia en aquel lugar maravilloso, creado por Dios para solaz extático del naturalista. Allí podré olvidarme durante unos días de estas grises tierras arrasadas por la peste del eucalipto, la gran tragedia ecológica gallega del siglo XX.

Valle de Ferrol un día de lluvia

 A nuestra vuelta quizá hayan eclosionado los huevos de gavión, cuya incubación continúa con normalidad, a pesar del mal tiempo y de la granizada que cayó anteayer en Ferrol. Aprovechando el permiso que me ha dado la Dirección he tomado más fotos de nuestra pareja más famosa.

Hembra de gavión atlántico incubando en el nido

 Y también de un tercer adulto que anda estos días muy aquerenciado del muelle mirando a ver si puede mojar el churro. Pero el macho reproductor lo expulsa casi todos los días. Bromas las justas.

Gavión atlántico (Larus marinus) no reproductor

 Además estoy realizando un inventario de la flora presente en el muelle con la ayuda inestimable del maestro Rafa Loureiro. Me será útil cuando haya que escribir algo en serio.

Vista general del muelle abandonado con la colonia de láridos

 En fin, mientras estemos en Zamora me acordaré mucho de mis gaviones y seguramente los echaré de menos, pues tengo el gusto de observarlos a diario.

Gavión atlántico (Larus marinus) y lavandera boyera (Motacilla flava)

 Aunque, bien pensado, en cuanto ponga pie en tierra en aquella provincia maravillosa es probable que me olvide de todo excepto de contar, anotar y fotografiar la descomunal explosión de vida que florece en su máxima expresión durante el mágico mes de Mayo. Zamora, paraíso natural.