Bienvenidos al infierno

   Cuando me comprometí a cubrir cinco cuadrículas para el atlas de aves nidificantes sabía lo que me esperaba. Es cierto que la mayor parte de colegas ornitólogos aficionados gallegos tienen interés exclusivo en sus "listas" y en sus rarezas, pero yo casi los justifico. Porque realizar tareas de campo en los comarcas litorales (tareas no remuneradas, recordémoslo) resulta ciertamente desesperanzador y sólo una persona masoquista como yo puede ver aliciente en prospectar cuadrículas dentro de ese desierto biológico que es el área que se extiende desde Valdoviño a Ortegal.

  Alfombras interminables de Eucaliptus globulus intercaladas con brotes de eólicos son el pan nuestro de cada día. Tenemos que convivir con ellos y no nos queda otra. Sólo un naturalista sabe la miseria que suponen estos hábitats desde el punto de vista de la biodiversidad.

  El clima horrible de la zona, con ese 90 % de mañanas grises como la ceniza no es que levante el ánimo precisamente...(que sí, que ya sé que al mediodía suele abrir el día, pero eso es para los domingueros)

  Si tienes suerte de que no te atropellen los cafres de los quads puedes internarte a "disfrutar" del interior de la masa de eucaliptal. Con un par de huevos!

  Creo sinceramente que si en uno de mis recorridos habituales por estos sitios me acompañase algún naturalista salmantino o zamorano que yo me sé, morirían fulminantemente de asco o de pena; o por ambas causas. Imagine la audiencia un transecto de un kilómetro lineal con paradas constantes y de una hora de duración en la que se detecta la "asombrosa" cifra de (agárrense) siete especies de aves!!. Casi como en Arribes del Duero, verdad?

  Me despido con la foto de una de las pocas aves que ha sabido adaptarse a estes inhóspitos lugares:

Un superviviente (Garrulus glandarius)

  Qué duro es ser naturalista!

PD: Antes de cubrir la cuadrícula quería parar en la laguna, pero en el aparacamiento ya estaba un conocido personaje metiendo sus perros en el agua para que fueran a buscarle el dichoso palito. Obviamente ni bajé del coche.