Si alguien ha pensado que voy a hablar de las hogueras de San Juan en la playa se equivoca. Ese problema ya es tratado por asociaciones vecinales, partidos políticos y por la prensa. Esta entrada es para denunciar un problema mucho más grave que sin embargo goza de un apagón mediático, político y vecinal alucinante: los meos de los perros en entornos urbanos.
Arcos del edificio "Ferrolmea"
Empezamos con los arcos del edificio "Ferrolterra", el primero que se encuentran los visitantes que llegan a la ciudad desde As Pías. En sus bajos hay varios negocios (entre ellos la ONCE, cuyos trabajadores quizá no puedan ver pero deben oler mejor que yo).
Estos arcos son probablemente el meadero canino más importante de Europa debido a que supone la principal acera de comunicación entre el casco histórico con los más barrios modernos de la ciudad. Y por lo visto, parada obligatoria para todos los perros que van con sus dueños.
Mucho más cerca de mi casa está otro meadero importante, formado por varios maceteros con flores. Algo que la gente parece considerar como normal.
Estrada de Castela en mi barrio
Por ahora tratamos un problema básicamente higiénico (por algunas calles el hedor es insoportable en verano). Un problema que técnicamente prohibía la ley de tenencia de mascotas de Galicia antes de su reforma en 2017, pues explicitaba que el propietario estaba obligado a impedir que su perro ensuciase el mobiliario urbano (o los espacios públicos, no recuerdo bien el texo). Tras la reforma, causada obviamente por la entrada del animalismo en la agenda política española, hubo varios cambios y sólo dejaron la recogida de excrementos como obligatorio.
Aquel punto se conservó en la Ordenanza Municipal de Ferrol, entonces gobernada por una coalición con En Marea (Podemos). Pero antes añadieron un adjetivo, para evitar que afectase a los animales de compañía: "As persoas propietarias ou posuidoras de animais domésticos teñen que evitar en todo momento que estes causen danos ou ensucien a vía pública" (Título IV, Cap. 1, Art.12, punto 2). Con ese matiz excluían a los perros (considerados animales "de compañía") y dejaban el artículo para animales como caballos, ovejas o vacas. Me han contado que tras el cambio de gobierno al PP la ordenanza se ha suspendido. Tiemblo con lo que pueda venir, pero espero que En Marea no vuelva jamás a tener gobierno en Ferrol, pues ya he visto su programa.
Ahora vamos a hablar del problema económico que supone esta superpoblación de perros y de incivismo. Algo que pagamos todos los ciudadanos.
Bolardo corroído por los orines caninos
Ex-bolardo
Levo años observando el daño que los meos de los perros causan en el mobiliario urbano (que es de todos, también mío). No sabría cuantificar el número de bolardos, papeleras metálicas, farolas o señales de tráfico afectadas, pero tiene que costar un auténtico dineral la substitución. Quizá por eso casi no se substituye nada. El Concello ahorra dinero, tampoco se multa a nadie y todos contentos. La nueva normalidad de 2025.
Señal de tráfico a punto de caer por la corrosión
Ex-señal de tráfico
La foto anterior pertenece a un estacionamiento limitado que la Asociación del Párkinson tiene en mi edificio. Hace meses que los perreros han causado su caída y siguen sin reponerla. Eso sí, la grúa continúa llevándose a los coches estacionados aunque la pintura de la calzada esté casi borrada en gran parte (para eso sí que están vivas las fuerzas del desorden).
Una última foto. Es el túnel que comunica los portales del edificio donde sobrevivo a esta distopía. Hoy estaba mojado por la lluvia y no pude tomar las fotos que quería, pero este pequeño túnel es el meadero oficial de algunos perros que hay en los portales D y E a los que sus dueños no les han enseñado a aguantarse el pipí hasta llegar a zonas verdes (o simplememente porque sus dueños son unos indigentes mentales, que también hay de eso).
El meadero de mi edificio
En mis sufridos once años como vocal de la escalera (27 viviendas) tengo hablado con propietarios y les comentaba que es normal que algún perro se pueda hacer pis allí, por ser un cachorrito o por estar enfermo. Pero les pedía por favor que, en esos casos, subiesen a casa y bajasen con algo para limpiarlo, porque no es tarea de las chicas de la limpieza hacerlo. Iluso de mí....
Claro que me da vergüenza que nadie vea nunca nada (la Omertá de la Mafia es un juego de niños comparado con la Omertá animalista). Porque al final muchos vecinos que en privado me protestaban por ello quedaban mudos en las juntas de la comunidad o a la hora de denunciar cuando los habían visto por la ventana. Bienvenidos a 2025.
Termino. Este post no va dirigido a los mascotistas. Yo no trato con esa tropa. Va dirigido a los lectores y lectoras que tienen perro (algunas muy queridas) y creen que cumplen la normativa. Os recomendaría que leyeseis con atención la ley de tenencia de mascotas 4/Octubre 2017, vigente en Galiza al menos hasta que el lobby la tumbe. Sobre todo la letra pequeña y el espíritu de cada artículo.
Os pongo un ejemplo de como se puede incumplir la ley: tu perro lleva la correa pero va dos metros delante de ti mientras atiendes el móvil. El perro dobla una esquina y una señora se lleva un buen susto al encontrase con él. Otro ejemplo: entras al Gadis y dejas el perro atado en la puerta. Viene un invidente de la ONCE caminando y le da con el bastón o tropieza directamente con él. Otro: sales de casa y el perro tiene que mear. Le dejas hacer en un semáforo. Justo ese día le toca a un electricista abrir la tapa para cambiar el cableado. En fin... Podría poner miles de ejemplos. Insisto: leed la ley. Veréis que el 99% de los propietarios que os consideráis responsables pues no lo sois y en muchos momentos estáis incumpliendo diferentes normativas que desconocéis.
PD: Me encanta la nueva moda. Ahora no son los propietarios los que llevan al perro sujeto con la correa para controlarlo. Son los perros los que llevan sujeto a su propietario con la correa al cinturón (así el puede tener las manos libres para atender al teléfono, claro). La nueva subnormalidad.