Es lo que procede en estos momentos. Tras cinco años sin salir del país este próximo finde tengo prevista una visita a Zamora (en compañía del colega Miguel Fernández). Hay muchas ganas de volver a mi querida Villafáfila pero más aún de regresar a Arribes del Duero, pues han pasado trece años desde mi última estancia en aquel lugar maravilloso, creado por Dios para solaz extático del naturalista. Allí podré olvidarme durante unos días de estas grises tierras arrasadas por la peste del eucalipto, la gran tragedia ecológica gallega del siglo XX.
A nuestra vuelta quizá hayan eclosionado los huevos de gavión, cuya incubación continúa con normalidad, a pesar del mal tiempo y de la granizada que cayó anteayer en Ferrol. Aprovechando el permiso que me ha dado la Dirección he tomado más fotos de nuestra pareja más famosa.
Aunque, bien pensado, en cuanto ponga pie en tierra en aquella provincia maravillosa es probable que me olvide de todo excepto de contar, anotar y fotografiar la descomunal explosión de vida que florece en su máxima expresión durante el mágico mes de Mayo. Zamora, paraíso natural.
Una pena no poder acompañarte,por las circunstancias que me pasaron ya sabes que sería un placer ,por ver y aprender de tus conocimientos.
ResponderEliminarParaíso? Tschhhhhhhh (que non se entere ninguén)
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