Seguidores e seguidoras

sábado, 12 de febrero de 2022

Dictadura mascotista, un diálogo imposible

  Ayer se producía la enésima prueba de que no se puede razonar con las y los mascotistas. La web de Observation.es publicaba en facebook un proyecto para registrar los daños a la fauna por parte de los gatos domésticos. Al momento aparecieron las hordas de fanáticas y fanáticos animalistas (casi todas mujeres) llamando nazis al personal cuando algunos indicamos la necesidad del sacrificio.

Publicación de la web naturalista Observation.es

  Es leer los comentarios y ver que con esa gente da igual lo que diga la ciencia o la razón. Su guerra es una cuestión moral y eso es lo que aún no ven muchos colegas naturalistas, que todavía pierden el tiempo intentando dialogar con esas talibanes (porque son tías en su mayoría).

  En los últimos tiempos las redes sociales se han hecho eco de numerosos sucesos en que la conducta irresponsable de los dueños ha causado daños a la fauna silvestre, como por ejemplo varios ataques a cachorros de foca.

Cachorro de foca atacado por perro en Inglaterra

  Aunque Cosme Damián Romay me va suministrando enlaces sobre estos casos y artículos científicos sobre el daño que causan ya no tengo ni ganas de ponerlos aquí. El último era un artículo que mencionaba la contaminación causada por las heces y orines de los perros en reservas naturales. Para flipar.


   Tampoco servirían de nada. Los naturalistas sabemos muy bien el daño que causan y los mascotistas saben que pueden seguir haciéndolo porque  NINGUNA  administración y NINGÚN partido político tienen valentía para hacer cumplir la ley vigente.
  Bueno, no todos los naturalistas somos conscientes del problema... Cada vez resulta más habitual ver salidas al campo de observadores acompañados por perros sueltos, sea para censar aves acuáticas o para una salida guiada por un río de Verín. Por ese motivo tengo claro que en cualquier salida que yo guíe el veto a las mascotas será obligatorio o no participaré (olá G. N. Hábitat).

  Pero aquí yo discrepo con muchos de mis colegas "ecologetas". Para mí no se trata de un problema medioambiental, que también, sino de algo mucho más profundo que afecta al concepto mismo de civilización.  Es un problema que sobre todo genera problemas de higiene, de convivencia en las comunidades de vecinos y por supuesto de seguridad ciudadada, con ataques de perros peligrosos cada vez más frecuentes y más terribles.

Un "caso aislado"

    Hasta aquí la parte amable de la entrada. Ahora me dirigiré a mis lectores y lectoras mascotistas, que también tengo de eso (alguna a quien aprecio mucho).

    Pocos de vosotros habréis leído la ley 4 del 3 de Octubre de 2007 sobre tenencia de animales y las Ordenanzas municipales de Ferrol, vigentes hasta que la presión animalista las cambie (que sucederá). Yo sí, de cabo a rabo. Por eso puedo afirmar que probablemente todos vosotros sois infractores, en mayor o menor grado. Como suena.
     Con esto no quiero condenar a la hoguera a nadie, ojo. Todos incumplimos alguna ley en algún momento de nuestra vida. Lo importante es el grado de ese incumplimiento. No es lo mismo ir a 130 por una autopista que por una calle del casco viejo de la ciudad. Ambas cosas son ilegales, pero cualquier persona con dos dedos de frente sabe que el riesgo que implican (para nosotros o para el prójimo) no tiene nada que ver un caso y el otro. Sólo os estoy informando que muy probablemente incumplís algún artículo de la ley. 
     Habrá alguna excepción que efectivamente respeta todos los apartados pero ya os digo que son casos excepcionales. Como muestra os diré que en Ferrol sólo he visto a un propietario que lleve un bote con limpiador para echar donde ha meado el perro (un compañero que entró conmigo de aprendiz en Navantia, casualmente). UNO entre cientos o miles que he visto. Al resto le da igual que algunos edificios sean auténticas letrinas o que no se pueda pasar por según que sitios debido al olor nauseabundo de los orines. "Mi perro tiene que mear", dicen. Pues a veces yo también tengo muchas ganas, pero no me dejan hacerlo en la calle y si lo hago me expongo a una multa o a la protesta de los viandantes. Si lo hace el perro no pasa nada. 

   Es probable que alguna lectora o lector piense que soy un exagerado, porque además  ella siempre lleva el perro con la correa. Pues amiga mía, que sepas que la correa es simplemente una herramienta para que el perro no acceda a otras personas y/o animales, tal como obliga la ley mencionada en todo el territorio gallego. Sin embargo he visto propietarios que iban tan absortos en el móvil que permitían que su perro tocara con el hocico o molestara a una persona que estaba en la acera. También es muy habitual ver perros con correas de metro y medio (o dos) que llevan completamente estirada ocupando todo el ancho de la acera, hasta el punto que eres tú el que se tiene que apartar. Tampoco deberíais permitir que el perro doble la esquina antes que vosotros, cosa que se permite habitualmente. Por no hablar de la gente que deja al perro atado al gancho que muchos comercios irresponsablemente disponen a la entrada del negocio. ¿Nadie se ha parado a pensar en el susto que puede llevar una persona invidente que de repente toque con el bastón al perro cuando viene caminando? Yo lo he visto. ¿O una persona que simplemente tiene miedo a los perros y vea como el perro se levanta y se dirige hacia ella? No entiendo como la policía local permite esta evidente ilegalidad en las calles de Ferrol.

Otro caso aislado

  Probablemente querido amigo, piensas que cumples la ley porque recoges las cacas de tu perro (sólo faltaría!). Pues permíteme recordarte que por ley tu perro no puede "ensuciar el mobiliario urbano". Y no es por nada pero la orina "ensucia". Por ese motivo cuando cuidaba de los bóxer de mis hermanos impedía que mearan hasta llegar a una zona verde (lógicamente hay días que no se puede o que el animal está enfermito y es complicado). Pero por norma NO permitía que mearan en la esquina de un edificio, a la entrada de un garaje, en una farola o en una señal. Ya no digamos en la rueda de un coche. Porque me estoy acordando de algunas propietarias a las que he visto como permitían que su perro hiciera tal cosa mientras ellas las miraban con ternura maternal. Enfermas...

  Termino con una reflexión. Tener un perro en un piso NO es un derecho. No si ello implica dejar al can ladrando durante horas mientras vas a trabajar porque no va a haber nadie en casa. No si eso implica que va a mear en las esquinas del edificio o en las farolas próximas porque no hay zonas verdes cercanas. No si es un perro peligroso al que vas a meter en el ascensor todos los días. No si es un perro grande al que difícilmente puedes controlar con la correa. Tener perro es una enorme responsabilidad, que implica cuidarlo a él respetando a la comunidad humana de la que formas parte!

  Pero si los mascotistas no entienden de razón científica cuando se habla de daño al medioambiente mucho menos van a entender de ética y respeto en una comunidad de vecinos. Lamentablemente algunos tenemos responsabilidad en las juntas vecinales y debemos pelear todos los días con esta nueva pandemia del siglo XXI. De hecho y mientras escribo estas líneas escucho ladrar a un perro que probablemente nos va a fastidiar la noche otra vez. Será el mismo que hace dos semanas estuvo toda la noche ladrando y llorando porque el irresponsable de  su dueño se fue a trabajar o de marcha dejando al perro solo. Por desgracia cuando hay 54 viviendas que dan al patio resulta casi imposible saber en qué piso está el chucho para darle el toque al propietario, dado que la mitad de los vecinos ya tienen perro!

  En fin, escribo todo esto porque a mí me gustan los perros, como me gustaba el Punky (el perro de la familia cuando era adolescente), el Ram (el boxer de mi hermano Santi) o la Cris (el boxer de mi hermano Jose). Pero sé que mi libertad acaba donde empieza la de los demás. Es de primero de democracia.

8 comentarios:

  1. "sé que mi libertad acaba donde empieza la de los demás". Amén. Se todo o mundo entendera isto, que mundo mais marabilhoso seria este... Um abraço e gracinhas pola mençom e polo post em si. Cosme Damián Romay

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acordo Xabi, ter un animal na casa é unha responsabilidade, non un dereito. Igual non sería mala idea poñer un carnet para saber se reúnen o sentido común para responsabilizarse do coidado dos animais. O meu can (morreu o 1 de novmebro), era dos raros que só mexaban no verde (nin farolas, nin edificios nin por suposto en rodas), e sí algunha infracción da ordenanza cometín seguro, pero de igual xeito que non é o mesmo ir a 130 por autopista que polo centro urbán, podo asegurarche que as miñas infraccións nunca afectaron a terceiros nin ao mobiliario urbán.
    Pola miña parte, pasará moi tempo antes de que decida adoptar outro can. Igual non o fago nunca. O mundo das mascotas é bastante irritante moitas veces, e hai cada dono/a que arrepía.

    Saúdos,
    Inés González

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En ti dou xa por suposto o civismo, que che vén "de serie", hehe. E cando hai civismo as normas cúmprense espontáneamente. Eu cando quedaba a coidar os boxer de meus irmáns non tiña nin idea do que dicía a lei (falamos de hai 15 - 20 anos) pero cumpría prácticamente todos os artigos, simplemente por intuición. Recollía as cacas nas zonas verdes, levaba a correa mui curta pola acera, etc,... Que de todos os xeitos tampouco pasa nada por soltar o can en determinadas circunstancias ou deixar unha caca porque estás recén operado e non te podes agachar, caramba. Pero o que ocorre agora non son casos illados de pequenos incumprimentos que todos podemos cometer, senón unha situación de auténtica alarma social, hixiénica e medioambiental, que ve calquera con dous dedos de frente.
      Un bico.

      Eliminar
  3. Excelentemente explicado.
    Isto é unha bola de neve que crece e crece sen parar. Hai cans soltos en prácticamente tódolos lados, e agora en sitios que fai uns poucos anos nin se me pasaría pola cabeza.
    A min xa me da medo ir só vendo aves por moitos sitios, unha auténtica sinrazón co benaplácito das administracións e cuns donos, coma exemplo desta sociedade, maleducados e sen dous dedos de frente.

    Apertas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente. E a bola de neve retroaliméntase soa: tendas de animais, produtos e xoguetes para mascotas, perrucarías caninas, bares "pet friendly", etc...
      Imaxina que tes un bar e pos un cartaz de "non se admiten mascotas na terraza". Aos catro días igual tes que pechar.
      Un abrazo, Vítor.

      Eliminar
  4. José Díaz Ferreiro20 de febrero de 2022, 19:59

    Buenas tardes:

    Lo de que casi todas las personas talibanas mascoteiras sean mujeres es muy curioso, si les recriminas conductas incívicas con el perro, muchas se comportan con una agresividad tremenda, como si les fuera la vida en ello, es de psiquiátrico lo de algunas, sin generalizar, pero es muy llamativo que sean ellas las más agresivas.

    Hace pocas semanas, en una playa de Ferrol, un tipo con un perro atado, el can ya no me quitaba ojo cuando me acercaba (de manera casual), de buenas a primeras lo suelta y viene a toda velocidad hacia mí, haciendo un requiebro en el último metro. El tipo, lo de siempre, "no hace nada", se me ocurre decirle que "no os hará nada a vosotros, los dueños", "que siempre decís lo mismo", pues bien, si le llego a insultar no creo que le pareciera peor. El tío se va en la dirección opuesta a la mía y al poco vuelve recriminando mis palabras, que estaba harto de la gente que le llama la atención cuando lo tiene suelto. Le digo que cuando hay gente, lo tenéis que llevar atado, pues nada, no razonaba, como muchos dueños incívicos, que no quieren que se les tosa.

    Después de decirle lo primero, lo llevó atado todo el rato que estuvo en el arenal, al irse, echaba la vista atrás, mirándome. Creo que si no fue "a más" su agresividad, fue porque soy corpulento y se lo debió pensar dos veces.

    Por cierto, no le tengo miedo a los perros, pero da igual tenerles miedo o no, no conoces a un perro y te viene suelto a la carrera, qué coño sé de las intenciones del chucho, en ese caso, pegó un requiebro en el último momento, pero podía haber ido a por mí.

    Ahora bien, tengo que decir que cada vez más dueños sí se están dando cuenta de que no pueden hacer lo que les da la gana, aunque el tema de las playas/dunas y demás entornos naturales es de escándalo, muchos siguen metiéndolos por donde les da la gana y tanto la fauna salvaje como las personas que estén por las cercanías, que se joroben.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Boas, Xabi. Xa sabes que neste tema tes todo o meu apoio. Como ben dis, non se trata só dun problema ambiental, é un problema de civilización. Como ben dis, a calquera pode gustarlle un can, son bonitos. Iso non se discute, así como eles non teñen culpa de nada. Esperemos que a túa publicación sirva para que, cando menos, algunhas persoas reflexionen. Non todas as persoas que teñen un can ou un gato son talibáns mascoteiros. Esperemos que sexan eles quen abran o camiño a outra forma de entender a relación cos animais.

    Unha aperta e ánimo, non estás só.

    ResponderEliminar

Para comentar es necesario identificarse con nombre y apellidos