Toda España está consternada polo ocurrido en Valencia y provincias limítrofes. Ahora que conozco el dolor emocional en su máximo grado siento una enorme empatía hacia todas las personas que pasan por lo mismo, mucho peor en el caso de quien ha perdido seres queridos y además se ha quedado sin nada. Aunque resulta difícil imaginar la dimensión de una tragedia como ésta. Ante situaciones así el cerebro me dice que soy muy afortunado por seguir vivo, por no tener ninguna enfermedad grave (que yo sepa) o disponer de un buen trabajo. Y es cierto, pero cuando tienes el corazón roto esa verdad entra por un oído y sale por el otro. Especialmente en fechas como las de hoy.
En fin, son divagaciones de quien lleva despierto desde las tres de la mañana, ahogado en el recuerdo y en las cosas que hice o no hice, en lo que dije o no dije. Cosas que me atormentarán hasta el fin de mis días. Con esa carga toca vivir. Bueno, vamos con el post.
En el censo de anteayer no había localizado el ánsar piquicorto que lleva unos días en la laguna de Valdoviño. Esta mañana volví con la única intención de fotografiarlo a él y al porrón acollarado si había ocasión. Tuve éxito con el primero:
Ayer había lucido el sol pero hoy la luz a primera hora de la mañana era horrible. Fue una pena pues el ánsar se acercó bastante al paseo peatonal.... hasta que lo asustaron.
Así terminamos por hoy, en este día de Difuntos, en el que seguimos horrorizados por la catástrofe de Valencia. Y las cifras de fallecidos siguen aumentando. Terrible, terrible, terrible.
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