Seguidores e seguidoras

miércoles, 26 de octubre de 2022

El tsunami del siglo XXI

 Desde hace años la superpoblación de mascotas (perros y gatos, básicamente) ha superado toda lógica y sostenibilidad, convirtiéndose en un serio problema que afecta no sólo al medio ambiente sino a la convivencia de los vecinos, a la seguridad de las personas, a la higiene de nuestros barrios o a la economía de los ayuntamientos. Esta superpoblación existe porque tiene detrás un poderosísimo lobby económico muy interesado en que el número de perros y gatos siga aumentando aún más:


 Un negocio que este año facturará en Europa Occidental 36,500 millones de euros sólo en comida y accesorios (1). Añadamos peluquerías, clínicas veterinarias, centros de adiestramiento, residencias, etc... Hasta hay empresas que diseñan aplicaciones para traducir los maullidos de los gatos al lenguaje humano (2).
  El mayor productor de vacunas y medicamentos para mascotas o ganado, Zoetis, tiene una capitalización cercana a los 70.000 millones de dólares y sus acciones cotizan a 148 dólares (un 78% más desde enero de 2019. El gigante Mars, desveló este verano que con sus marcas de chocolatinas y comida animal (Pedigree, Whiskas, Royal Canin) factura más que Coca-Cola: 45.000 millones de dólares. Nestle ha facturado 15.600 millones en ventas con la rama de mascotas de Purina. En Taiwan, donde tener mascota se ha convertido en un signo de riqueza la empresa, Just Kitchen dispone de un servicio de entrega a domicilio de comida para animales.


   ¿Es posible luchar contra esto? No lo creo. Ya no quiero entrar en lo relativo a la normativa incumplida sistemáticamente referente a recogida de excrementos, perros peligrosos, molestias a la fauna o simplemente respeto a los vecinos... He superado la "fase ingenua" de pensar que la actitud de las personas o del poder político va a cambiar. Además hay casos en que simplemente es imposible (una persona anciana o enferma que difícilmente puede caminar no se va a agachar para recoger la caca como podemos apreciar en cualquier acera de la ciudad).

     Por otra parte la visión animalista actual imperante en varias organizaciones políticas quiere convertir a las mascotas en "sujetos de derecho", con todo lo que ello conlleva (muchos juristas indican la contradicción que supone incluir a los animales vertebrados pero no a los invertebrados como abejas o cefalópodos, que también son seres "sintientes"). Por todo ello las razones científicas o simplemente "la razón" no significa nada cuando se trata de evitar su impacto en la biodiversidad o en la vida del resto de las personas.



   Ahora simplemente observo con estupor el volumen de negocio que ha llegado a tener esta actividad y la influencia que tiene en la sociedad. Tanta influencia que resulta un problema intentar oponerse a este auténtico tsunami. Podemos imaginar el caso de un hostelero que, cansado de las molestias, decida negar la entrada de mascotas a su terraza. De entrada va a perder a un tercio de sus clientes, a corto plazo será crucificado en las redes sociales y más tarde igual tiene que cerrar el negocio. En cualquier caso va a sufrir importantes pérdidas económicas porque son ya tantos que excluirlos supone la pérdida masiva de clientes.


  La Asociación de fabricantes de piensos y veterindustria (Anfaac) calcula que en 2021 había en España 9,3 millones de perros, 2,6 millones más que en 2019! Personalmente creo que la cifra real es muy superior. Desde luego en mi barrio calculo que más de la mitad de unidades familiares tienen perro (uno o varios). Es conocido que en España ya hay más hogares con perro que familias con niños menores de 14 años (1).
  Adolfo Santa-Olalla, presidente de la Sociedad Española de la Industria de animales de compañía afirma que "es necesario integrar a los animales en la sociedad". Una frase con un componente ideológico muy poderoso porque implica que un animal que es de mi propiedad va a formar parte de la comunidad de vecinos invadiendo su espacio personal, como sujeto de derecho. Y si un niño le tiene miedo en el ascensor la culpa es del padre por no saber educarlo. 

  

    Termino con los efectos que la alimentación de mascotas tienen sobre el Planeta. hace 20 años los etólogos Raymond y Lorna Coppinger calcularon que los 52 millones de perros que había entonces en EEUU comían el equivalente a 26 millones de personas. Casi 50 millones de hectáreas de tierra agrícola (la superficie de España) se dedican a producir comida seca para perros y gatos. Si olvidarse del problema de las heces. La consultora Fact.MR cifra en 1,12 millones de toneladas de bolsas de perro que se desechan en el mundo cada año. La arena de los gatos de arcilla o aglomerante suele tener bentonita o perlas de sílice, todo ello con mayor o menor huella ambiental. Y la orina y heces de las mascotas favorecen la eutrofización en las aguas dulces, además de un daño constante en señales, farolas o papeleras metálicas, por no hablar del olor nauseabundo que se respira en muchas calles.

  En fin. Como sabéis yo ya evito hablar siquiera con los propietarios (con la mayoría no se puede razonar). De hecho suelo irme si aparecen y he dejado de ir a todos los espacios naturales donde están a diario infringiendo diferentes normativas con la complicidad de policía, SEPRONA y administraciones diversas. Sólo pretendo decir que no hay nada que hacer ante este tsunami mascotista. Quizá con el paso de los años podrá venir una tendencia inversa orientada a reducir el número de mascotas que hay en Occidente. Porque hoy en día no tener mascota es directamente un acto revolucionario.

  Por cierto, en mi familia hubo perros y los he paseado muchas veces, han dormido en mi cama, les he dado la comida, he jugado con ellos y he recogido su cacas. A uno de los boxers de mis hermanos incluso lo tuve que llevar al veterinario tras un incidente con un bull-terrier. Y los quería. Pero eran eso: perros, no "sujetos de derecho". 

(1) Euromonitor Internacional. Fuente: El País

(2) MeaoTalk

17 comentarios:

  1. Están humanizando a los animales y un animal no es un humano,hasta que no se entienda eso no hay nada que hacer.Un buen post.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Juan Lourido Gómez27 de octubre de 2022, 1:14

      Buenas noches.

      José Ramón, son animales domésticos, no salvajes, por lo tanto los dueños tienen obligaciones, no todo derechos, como se creen muchos. Es lo primero que te dicen los mascotistas con el chucho al lado, que ellos quieren muchos a los animales, por eso sueltan a sus perros en entornos naturales, para que "jueguen" con la vida salvaje.

      Es prácticamente imposible ir a un lugar sin que te aparezca el perro suelto a dar por saco, el maldito dueño hará la vista gorda o te dirá el consabido "no hace nada", como si tuvieras que tener total confianza con un perro que ni conoces ni tienes por qué hacerlo. Hace no tantos años, había parajes que se libraban de la peste mascoteira, ahora no tienes escapatoria, te aparecen por cualquier lado, cuando no están ya allí, jorobándote el paseo, porque no sales para que te vengan tropecientos perros sueltos.

      No sé cómo acabará todo esto, pero mucha gente está muy harta, aunque no lo parezca.

      Eliminar
  2. Excelente post. E, coma sempre, necesario. Parabéns

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Graciñas, Damián. Dependendo de como se partille este post nas redes sociais espero as primeiras "hostilidades" en forma de comentarios a última hora da tarde. Por desgraza para eles neste blogue non se permite calquer comentario..

      Eliminar
  3. En el País Vasco es muy frecuente que muchas personas vayan a pasear al monte con sus perros sueltos en zonas donde pasta el ganado. En los parques naturales deben llevarlos con correa. Tras la presencia de lobos, la de los perros sueltos es la principal queja de los ganaderos locales. Yo he llegado a ver algún ataque en directo (el dueño decía que "jugaba" con las ovejas) y he visto ovejas muertas por el ataque de perros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Juanma. Aquí en Galiza la normativa obliga a llevarlos con correa en todos los espacios públicos (no sólo los protegidos) pero da igual. No es un problema ni de legislación ni de razones científicas. Es tan sencillo como que esta actividad genera ya tal volumen de negocios y de votos que nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato.
      Por cierto, hablando de perros y ganaderos, tengo pendiente publicar una historia de terror que me pasó cuando seis, repito, seis mastines salieron a una carretera ladrando como locos de manera agresiva y rodearon mi coche esperando a que yo volviese de un transecto cercano (cagadito de miedo como jamás he estado). Si llego a ser una persona de esas que les tienen pánico o me da un shock o salgo corriendo, lo peor que puedes hacer, y los perros me destrozan vivo.
      Un saludo y gracias por la visita.

      Eliminar
  4. Moi bó artigo e como di Damián necesario. Nesta liña poderiamos aportar quintais de e datos. Nin a ti nin a min nos poderán acusar nunca de non ter advertido o perigo. Pero, que somos dous blogueiros perdidos ao norte fronte da esmagante publicidade propagandística do capitalismo mascoteiro que presume e luce ao Pupi do Gugenheim coma Grande Totem Mundial Mascoteiro?? Moi pouca cousa, pero cada día máis necesaria. Compre batir na coraza sentimentaloide dos sandios ( e misteriosamente ao tempo progues) ate vermos como se regaña de vergoña. Seguiremos batindo e dabatindo. Unha aperta Xabi, non perdas as mañas. Rafael López Loureiro de Ao noroeste do Noroeste.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Grazas, Rafa. Unha das cousas quemáis me perturban é o silencio absoluto por numerosos sectores que deberan estar poñendo o grito no ceo.
      Xa contei no facebook unha anécdota que non me pareceu menor senón moi preocupante. Logo do ataque dun rotweiller que matou a dous cans pequenos moi cercada miña casa publicouse a nova na Voz hai uns días. Ese día houbo 14 comentarios á noticia (ademáis dos meus), todos posicionándose contra a epidemia mascotista e a impunidade desa xente. Pero eran comentarios feitos desde o anonimato con perfís de leitura do xornal tipo "fffpggt3267". Eu fun o único que comentou coa miña conta da Voz (da que son subscriptor), asinando con nome e apelidos.
      Quer dicir, hai moita xente que pensa coma nós, pero á hora de facelo público calan porque hai auténtico MEDO. Non hai máis que ver os comentarios nas redes sociais ou foros onde é obrigado identificarse.
      Un abrazo.

      Eliminar
    2. Juan Lourido Gómez27 de octubre de 2022, 19:44

      Hola, soy de los que a veces participa en La Coz. Cuando te registras, si no das un nombre, te asignan uno de letras y números. En medios como el tuyo no tengo ningún problema en poner mi nombre y apellidos. En ese panfleto paso de hacerlo. Detrás de un nombre asignado hay una persona, el mensaje es lo que cuenta.

      La Coz es mascoteira, de eso no hay duda. Dan mucho asquete.

      Eliminar
  5. santiago prieto espiñeira28 de octubre de 2022, 20:21

    hola Xabi. Siempre me han gustado todos los bichos y los perros y gatos.....ya lo sabes,pero ahora estoy de acuerdo contigo.El "negocio mascotero" es un abuso ,una grave molestia y, lo que es peor ...no les importa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Xusto. Hai que diferenciar o cariño que podemos ter polas nosas mascotas do mascotismo/animalismo enfermizo que non respecta ao resto das persoas nin ao medio nin á lexislación. Por certo, vaia susto co bull terrier aquel do carallo (menos mal que era "amigo" do Ram!)
      Un abrazo e grazas pola visita, Santi.

      Eliminar
  6. Xusto hoxe fai un ano que morreu o meu can. Queríalle moito. E concordo contigo. O das mascotas vaise das mans. Supoño que non deixa de ser un síntoma da nosa sociedade, que non anda moi ben.
    Apertas,
    Inés González

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sinto o do teu can. Por suposto que se pode querer a unha mascota. Pero como veño anunciando desde hai anos isto fóisenos das mans completamente.
      Cóntoche unha anécdota que me pasou este ano mentras tomaba algo cun amigo nunha terraza de Ferrol. Na mesa do lado había unha muller con un can pequeno que non paraba de ladrar como un loco subido no seu colo mentras ela atendía o seu puto teléfono móbil. Chegou un momento en que era tan molesto que non lograba concentrarme na conversa co meu colega, así que, con voz normal lle dixen: "- Pero fai calar un pouco ao can, muller". A tipa literalmente, volveuse completamente tola, gritándome primeiro e cando quixen contestar xa me dicía "- Le estoy diciendo que no se diriga a mí". Entón comezou a gravarme co móbil, como ameazándome.
      Sinto dicilo pero coas tías xa é un perigo real para os homes tratar este tema (tiven varias experiencias similares). Chegou a un ponto en que teño medo de que se lles vaia a pinza e me acusen de "algo". Supoño que me entendes. E non esaxero porque xa houbo un caso aquí na ría de Ferrol dunha zumbada que vai con cinco cans soltos e un lector do meu blogue lle chamou a atención.
      Apertas, Inés.

      Eliminar
    2. Pois iso, Xabi. Estamos nunha sociedade cada vez máis toliña.

      Biquiños.
      Inés González

      Eliminar
  7. Santiago Portillo Gómez5 de noviembre de 2022, 16:45

    Hola, también me ha pasado. Siempre me he encontrado dueñas más agresivas que dueños. No pocas se ponen rabiosas si osas decirles algo. El "hago lo que me da la gana" lo tienen muy interiorizado y como alguien ose comentarles algo que no les guste, sale el histérico innato de no pocas mujeres.

    ResponderEliminar

Para comentar es necesario identificarse con nombre y apellidos