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martes, 21 de abril de 2020

Poniéndonos serios.

   Cuaderno de bitácora, día 21 de Abril de 2020. Reconozco que esta semana he empezado a sentir los efectos en mi ánimo, que por ahora llevaba muy bien. En parte por una situación personal que no sé muy bien como afrontar. Por lo demás, siento vergüenza por lo que está ocurriendo en España.

  Por una parte, la rojería, tras la fase inicial conspiranoica y de denuncia del "estado de sitio" parece que empieza a aterrizar en la dura realidad, empiezan a entender que la cosa es seria y que el Gobierno hace simplemente lo que puede o lo que le dejan. Personalmente siento un poco de pena por este gobierno de coalición, al que le ha venido la crisis cuando todavía estaba naciendo, lleno de contradicciones y luchas internas. Algo a lo que ya nos tiene acostumbrada la izquierda de este país, que lleva años tirándose los trastos entre nacionalistas periféricos y nacionalistas españolistas, entre revolucionarios y reformistas, por no hablar de las luchas internas de carácter personalista.Y cuando llega un problema gordo como éste todos estos años de luchas internas se notan en su debilidad parlamentaria y en su fragmentación social.
     También están los progres, cierto, el hijo tonto de la izquierda, hoy convertidos quizá en la "clase social" más influyente. Defensores de esa nueva dictadura que es lo políticamente correcto, autodenominados "de izquierdas" en las redes sociales (aunque sus hábitos de consumo y su modo de vida sean los de la burguesía de toda la vida) pero que cuando hay que mojarse de verdad se ponen de perfil hasta desaparecer. Lo de hacer manifestaciones y luchar en la calle no está en su ADN.

  Por otro lado, el facherío, haciendo lo de siempre: echar las culpas a los demás de las crisis que ellos mismos y su modelo económico causan (ya pasó en 2008). Lo de ellos ha sido siempre privatizar los beneficios y socializar el sufrimiento. Favorecer lo privado para después aprovechar lo público. Además, al contrario de lo que se presupone en una crisis de esta entidad, están mostrando una deslealtad que simplemente da asco. Para ello cuentan con la colaboración de medios de masas, que difunden a diario todo tipo de bulos, calumnias o mentiras (hasta un comandante de la Guardia Civil se ha mojado, lo nunca visto!). Y aún encima tenemos que soportar clases de democracia por parte de personajes que en otros países europeos estarían en prisión por apología del fascismo. Eso sí, éstos no tiene problemas de desunión. Donde hay patrón no manda marinero y si desde arriba dan una orden, toda la derecha parlamentaria, la cobarde y la valiente, la acata al unísono.


   Con este panorama es difícil prever lo que va a ocurrir cuando esto haya pasado. Quiero pensar que al menos esta crisis va a traer un replanteamiento general sobre nuestro modelo socioeconómico neoliberal. Y me refiero a todo él: la importancia de un rural productivo y sostenible, el modelo de familia, el deporte, la televisión, la política de consumo, los medios de transporte, las relaciones sociales, la inversión en sanidad pública y centros de mayores, las costumbres diarias en la convivencia ciudadana, el sistema de enseñanza, nuestra relación con el medio natural. Será inevitable una nueva visión sobre como se gastan nuestros Presupuestos Generales, sobre qué temas son los realmente importantes y cuales son irrelevantes a la hora de la verdad. Por ejemplo el ratio de camas por 100.000 habitantes, que marca la diferencia entre un Sistema colapsado y uno cubierto.

  Pero antes será necesario cambiar también nuestra mentalidad hiperconsumista occidental. La Sociedad lo necesita y el Planeta también.

2 comentarios:

  1. Mudar a nossa mentalidade hiperconsumista será muito difícil... É mais factível que esse consumismo benefície com o tempo a mais sectores sociais (=classes sociais) se ponhemos em valor o rural e os seus produtos. Desta crise penso que o rural vai-se "ré-pensar". Explico-me: será tomado como umha opçom real de vida para muitos, e, conseqüentemente, vam medrar as demandas para solucionar as suas eivas (conexons de internet e serviços básicos de abastecimento). Quiçá muitas aldeias perto de grandes vilas e cidades revivam com ex-urbanitas e começaremos a ver nalguns sítios mais hortas cultivadas e algum rabanho de cabras e ovelhas pastando aqui e acolá. Umha imagem bucólica -pero quiçá limitada geograficamente- derivada desta crise! E do demais? Volverá a poluiçom e o ruído às vilas e cidades, as praias volverám a estar ateigadas de banhistas e cans soltos, e os que plantavam eucaliptos seguirám plantando-os em pasteiros e matogueiras como vinherom fazendo nos últimos anos/décadas. E cantaremos isso de "... la vida sigue igual". Umha aperta meu! Damián

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    1. Pois moi provávelmente acontecerá todo isso. Aínda que o momento em que ocorra está por ver, dado o desconhecimento absoluto que hai sobre o virus. De os expertos indicam que haverá novas apariçons recorrentes da epidémia.
      Umha as traxédias do rural é que se foi despovoando de labregos e povoando-se de urbanitas aburguesados. As construçons tradicionais (de materiais interesantes para a biodiversidade, como sabes) forom sendo substituídas por chalets de cemento e fincas con piscina. As actividades agrogandeiras tam vitais para moitas espécies que facíam os paisanos forom substituídas por churrascadas, andainas polo monte co quad ou a bici, festas e paseos pola praia cos cans (soltos, por suposto).
      O retorno ao campo implicaria um modo de vida mais duro para moita gente. E por moitos serviços básicos e internete que tenham nom sei eu se a gente se animará. Ogalhá.
      Apertas.
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