Esta mañana me avisaban a primera hora de que un pollo de gaviota había caído a la carretera junto a los vestuarios donde me mudo cada día en el astillero de Navantia. En cuanto puse el buzo me acerqué y encontré un pollito de pocos días caminando junto al taller de Ebanistas. Lo aparté a una zona algo más resguardada y marché de allí. Por supuesto la madre me atacó en cuanto lo cogí pero no pasó de las habituales amenazas sonoras y amagos de picotazo.
Más, tarde, a última hora de la mañana, eran dos los pollos que estaban en el suelo; en una zona con intenso tráfico de coches. De hecho el lugar es uno de los aparcamientos del "Muelle Norte".
Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) con dos pollos en el aparcamiento
Eran la atracción de los trabajadores, que a esa hora iban a mudarse para salir. Los más jovenes preocupados por la supervivencia de los pollitos; los mayores no tanto... Algunos me decían incluso que llamara al departamento de Medio Ambiente de Navantia, algo que no me pareció correcto.
Desde la Dirección se han portado siempre muy bien conmigo: controlando las tareas de mantenimiento en la grúa donde criaban los halcones y permitiendo el seguimiento al pollo de gavión, con anillamiento incluido. ¿Cómo voy a pedirles que traigan un robot elevador para que suban un pollo de gaviota patiamarilla al tejado de un taller porque la pareja que cría todos los años allí no sabe escoger el emplazamiento y como resultado los pollos caen siempre a los cuatro días de nacer? Porque es lo que me insinuó alguno. ¿Estamos locos?
Gaviota patiamarilla urbana con pollo
Claro que sufro viendo a los pollitos tan vulnerables en un lugar tan peligroso como un aparcamiento, pero es la Ley Natural, amigos!! Una especie que no se adapta bien a su hábitat y fracasa en la cría por causas naturales. Y ojo! lo que pienso no me impide intervenir.
Al mediodía los pollos se pusieron a la sombra juanto a las ruedas del coche de César (un compañero de Monturas) cuando éste se disponía arrancar para fichar. Para que pudiese salir sin atropellarlos me agaché para cogerlos. El primero estaba ya bastante malito tras la caída y no se movía apenas, pero el otro corría y cuando lo cogí comenzó a gritar pidiendo socorro. Eso puso a la madre furiosa y, por primera vez en mi vida, recibí un fuerte picotazo en la cabeza, que me hizo sangre. Quien me conoce en el astillero sabe que siempre llevo el casco de trabajo pero justo en ese momento no lo llevaba porque había salido del vestuario exclusivamente para salvar a los pollos. Ya es mala suerte.
Pollo de gaviota patiamarilla (Larus michahellis)
Pero el más desafortunado fue el pollito que estaba ya bastante afectado por la caída y por la tarde yacía muerto junto a su madre.
Pollo muerto junto a su madre
Yo soy una persona muy sensible con el sufrimiento y me dio mucha pena verlo así. Es probable que mañana haya otro pollo muerto junto a él, pero así es la Ley Natural. Aprovechemos los recursos humanos y económicos de conservación para salvar lo que debe ser salvado, que es muchísimo. Este desgraciado episodio es producto de la inexperiencia reproductora. Se llama Naturaleza.
Hai que levar sempre os EPIs. Nunca se sabe cando te vai catar unha gaivota...
ResponderEliminarMoi bo traballo!!
Martiño
Desde logo! E mira que eu son dos que levan esa máxima "a rajatabla" pero hoxe tiven unha inspiración divina e apostei polo sofrimento coma forma de penitencia. Algúns somos así de sufridos.
EliminarBuenas capturas, con sus crias 😉😉😉
ResponderEliminarGrazas por comentar, Juan. En el astillero esta gaviota es muy fácil de fotografiar. La pena ha sido la luz tan dura del mediodía (mis cámaras no tienen el suficiente rango dinámico como para conservar luces y sombras en esas circunstancias).
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