Hay que tener paciencia y, más que nunca, ser disciplinado. Cuando haya pasado todo, los distintos pueblos que conviven en el estado español habrán madurado y serán más solidarios; sabrán valorar mejor cosas que antes no valoraban tanto - como la sanidad pública - y habrán incrementado su civismo, algo muy necesario en un país que muestra un incivismo patológico alarmante.
Estamos viendo también que el confinamiento no es igual para todos. De hecho en Galiza la mitad de la población no está confinada, pues la vida en la aldea permite una libertad de movimientos que dista mucho de ser un "confinamiento". Aunque entre los urbanitas hay también un buen porcentaje de población que ha escapado hacia sus chalets del campo o a la casa familiar en la aldea, muchos hemos quedado en el pisito de 60 ó 90 metros cuadrados; algunos en la más absoluta soledad, otros sufriendo el hacinamiento de una familia numerosa con el estrés o problemas de convivencia derivados. Algunos van a trabajar o a pasear al perro, mientras otros sólo salimos a hacer la compra cada varios días o a bajar la basura exclusivamente y aguantamos el encierro más estricto de todos, mientras muchos mascoteros aprovechan el perro para hacer lo que les da la gana.
Es curioso que al principio de la crisis pensé que este confinamiento podría servir para que mucha gente viese otro inconveniente a la hora de tener perros en un piso. Sin embargo ha resultado todo lo contrario gracias al privilegio que implica poder salir a pasear varias veces al día. Está fomentando la adquisión de mascotas. Si nuestras ciudades y espacios naturales ya soportaban un número exagerado de perros la cosa se va a disparar.
A nivel personal echo de menos las salidas al campo, lógicamente. Una actividad a la que me he dedicado ininterrumpidamente desde hace casi cuarenta años y que ahora no puedo realizar por una situación de excepcionalidad que jamás habíamos imaginado.
En la laguna de Valdoviño (Foto: José Luis Lorenzo "Colón")
Paseando en el P.N. de Enciña da Lastra (Foto: José R. Castro)
Durante esa cuarentena tengo tiempo a hacer muchas cosas. Y una que me fascina es el estudio de fotografías antiguas.
A Rúa de Petín (Ourense) hacia 1960
La página de facebook "Arquivo do Reino de Galicia" publica regularmente imágenes antiguas históricas de muchos lugares del país y estoy intentando recopilar aquellas en que se aprecian mejor los detalles del medio natural de la época.
Marín (Pontevedra) 1910-1920
Valle de Monforte de Lemos (Lugo)
Podría pasarme horas embelesado con estas imágenes.
Pontedeume - Cabanas (A Coruña) 1965
Pontedeume-Cabanas (A Coruña) 1961
Muxía (A Coruña) fecha desconocida
Algunas de estas fotos resultan irreconocibles si las comparamos con el paisaje actual.
Fene (A Coruña)
A Cabana, Ferrol (A Coruña), fecha desconocida
Ría de Ferrol, 1930-1940
Para mí no son simples fotografías sino reflejos de una historia de destrucción del paisaje y de una forma de vida, más dura que la actual sin duda, pero también más armoniosa e integrada con la Naturaleza. Estas imágenes explican también mucho sobre la evolución de nuestra fauna.
Un saludo a todos y quedáos en casa!
A de Fene é especialmente significativa.
ResponderEliminarNesa punta que hai despois da carpintería de ribeira (hoxe Astano ou Navantia, como lle queiras chamar) estaba o Castro das Pías...do que queda únicamente o recordo...
Desde logo. Hai varias fotos de Perlío flipantes, aínda que unha delas penso que pode estar equivocada e pode ser Barallobre (unha con botes que non publiquei)
EliminarOutras consecuencias do confinamento: Menos contaminación, e menos presión humana nos espazos naturais.
ResponderEliminarVeremos como acaba todo isto.
De momento, ánimo. Nós quedamos en casa.
Biquiños,
Ines González
Iso quéroo tratar noutro post aparte, porque desde logo que o medio natural o vai agradecer infinitamente.
EliminarApertas, Inés.