El verano no acaba de llegar por el extremo norte y se nota. Esta mañana realizaba una visita de control a las turberas de O Forgoselo (A Capela/San Sadurniño) para ver la emergencia de odonatos, que siguen desaparecidos. Pero siempre resulta placentero pasear por aquellos montes aún no eucaliptizados gracias a la ganadería de vacas y caballos que pacen en régimen de semilibertad (no quiero saber qué pasaría el día que cierren estas explotaciones...).
Turberas de O Forgoselo
A media mañana (9,30 - 11,00 h) apenas encontraba un Sympetrum teneral, un anisóptero grande que no me dió tiempo a identificar (Anax imperator, supongo) y 3 Ceriagrion tenellum, quizá el zigóptero más típico de las turberas.
Ceriagrion tenellum
Las ranas verdes y un juvenil de bermeja ibérica (Rana parvipalmata) amenizaron la jornada.
Rana verde (Pelophylax perezi)
En una de las turberas había observado víbora de Seoane (Vipera seoanei) y con intención de fotografiarla comencé a prospectarla. Entonces observé un ofidio asoleándose entre las matas de brezo. No escapaba pero tampoco se mostraba demasiado.
Culebra de collar (Natrix astreptophora)
Este ofidio, al igual que otros parientes cercanos, recurre al mimetismo batesiano como mecanismo defensivo. Esto es, hinchar los carrillos para adoptar una forma parecida a una víbora. La culebra viperina (Natrix maura) lleva esta conducta aún más allá gracias a su diseño en zig-zag, con lo que puede llegar a ser sorprendentemente parecida a una víbora auténtica.
Desgraciadamente esta estrategia defensiva sólo funciona con los animales. Con el hombre resulta contraproducente y generamente implica su muerte por ignorancia del paisano.
Culebra de collar haciendo el paripé
Otro mecanismo defensivo que tienen muchas culebras es "hacerse popó" cuando se la manipula. Ahora que tenemos hidrogel resulta muy oportuno disponer de él para quitar el mal olor (que es bastante nauseabundo, sobre todo cuando te caga en el brazo un ejemplar de gran tamaño)
Culebra de collar (Natrix astreptophora), ejemplar joven
Turbera donde estaba la culebra de collar
Un encuentro inesperado que compensó la ausencia de libélulas. Esperemos que sea una premonición para la excursión de mañana, cuando iré a una comarca de Galiza donde vive nuestro ofidio más raro y desconocido. De hecho hasta el año pasado ni se conocía su presencia en nuestro país. Ya os contaré.
Xabi, te has comido la s de astreptophora en un par de sitios.
ResponderEliminarEn tres sitios, concretamente. Corrixido.
EliminarGraciñas, Gilberto.
Tras dunhas sempre demasiado curtas vacacións estou agora a poñerme ó día coas entradas do teu blogue deste mes. A cor apardada/arrubiada da cobra é natural e non un efecto da cámara, non si? Non as teño visto antes desa cor; xa non digo en persoa (que non teño visto tantas), senon tampouco en foto. Está ben curiosa...
ResponderEliminarVas ter choio logo (precisamente nas miñas vacacións foi cando máis entradas publiquei). Con respeito á Natrix, pois é normal. Os individuos xuvenís adoitan ser de cor pardo ou pardo oliváceo. Coa idade vanse voltando máis verdes. Os exemplares moi vellos que teño visto eran maís verdososo ou algo cincentos. Mesmo hai exemplares azulados.
EliminarComo dado curioso, na bibliografía clásica cítanse tallas máximas de 2 m para esta especie. Na Galiza Pedro Galán fala de 1,20 m rexistrados (que xa é un bicho, porque é un ofidio de corpo groso). A terrorífica rede de estradas galega e os cambios no medio fixeron que agora sexa raro atopar exemplares vellos, igual que pasou con outros ofidios. A modo de curiosidade, alá por 1985 ou 1986 falara cun paisano de Santa Icía (Ferrol/Narón) que acababa de ver unha serpe "ghorda case coma meu brazo". Tendo en conta a escaseza de ofidios presentes na miña zona tivo que ser con seguridade unha cobra de colar de moitos anos. Quizá un bicho deses monstruosos de case 2 m? Quén sabe?