Por eso resulta de extraordinario interés la población que tengo controlada en Santa Mariña do Monte (concello de San Sadurniño), donde mantiene una densidad y una facilidad de observación que sólo he visto en algunas zonas de la montaña lucense. Lo llamativo es que aquí el hábitat está sumamente alterado por el hombre, con mucha superficie afectada por la eucaliptización.
Aunque el paisaje gallego es tan enormemente heterogéneo que resulta posible encontrar casi cualquier tipo de hábitat terrestre en un transecto lineal de un kilómetro (nada que ver con las extensas dehesas extremeñas o con la monótona estepa cerealista castellana).
Desde luego resulta difícil encontrar explicación a esta importante población de escribano cerillo con este paisaje. Mucho más si tenemos en cuenta que estamos a poco más de 200 m sobre el nivel del mar, distante apenas 8 Km, por cierto.
En cotas más bajas o en localidades más meridionales el escribano soteño (Emberiza cirlus) ocupa el nicho ecológico del cerillo (áreas de cultivo o prados con setos vivos y arboleda caducifolia). Para distinguir los jóvenes o hembras de ambas especies es importante fijarse en el obispillo, que es PARDO en el cerillo y oliváceo en el soteño.
Obispillo pardo de escribano cerillo (Emberiza citrinella)
Un terreno recién roturado parecía tener mucho interés para varios escribanos.
Y para un montón de lavanderas blancas (Motacilla alba). Entre ellas una de la subespecie británica, a apunto de marchar para su tierra:
Lavandera enlutada (Motacilla alba yarrellii)
En el minuto noventa saltaba la sorpresa en el Camp Nou y aparecían dos ejemplares de perdiz común (Alectoris rufa).
No conozco bien esta especie mediterránea, que apenas tiene dimorfismo, pero se aprecian importantes diferencias entre ambos ejemplares, así que podrían ser pareja.
Perdiz común (Alectoris rufa)
Al contrario que la codorniz (Coturnix coturnix) creo que la perdiz no debió ser nunca abundante por aquí, aunque un viejo cazador de Vilaboa (el señor Gerardo) me contaba que antes las había en algunos montes cultivados de la zona. Pero estos ejemplares habrán sido soltados por los cazadores del coto, con bastante probabilidad, pues el lugar donde estaban no parece apropiado para la perdiz.
Lugar del avistamiento de las perdices
Sin embargo el protagonista de la jornada ha sido el escribano cerillo, que ha vuelto a sus territorios de nidificación después de andar nomadeando durante el invierno por rastrojos y cultivos.
Escribano cerillo (Emberiza citrinella) macho cantor
NOTA: las fotografías de paisaje fueron tomadas con la Sony RX10 III (24-600) y las de aves con la Nikon B700 (24-1440)
La zona del Forgoselo era buena hace unos años para el cerillo, no se ahora.
ResponderEliminarOllo, que falamos de poboación reprodutora. Falas de exemplares avistados en época de cría, Antonio sp?
EliminarSi, machos cantores por la zona de Iglesiafeita, pero ya hace unos años de esto
ResponderEliminarMoi intersante o da Emberiza citrinella. No meu terreo no Seixo (Mugardos) soamente observei E. cirlus e E.cia.
ResponderEliminarTamén no Seixo houbo un bando de perdices ata o 1959 ou 1960 no castro que hai na costa entere o Seixo e Maniños (Fene).Na aquela xa lonxana época había por alí moitisimas paspallas.
Saudos. Pedro Cruzado
Lembro a nosa conversa, Pedro. Por veces gostaría de estenderme na literatura cando publico un post pero se o fixera as miñas entradas serian interminábeis e ninguén as lería.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro.
Boas Xabi! Também a tenho visto (à escribenta amarela) no concelho de Narom na zona da Lagoela. Tés razom em que é chamativo como aguantam aí a pesar da crecente presença dos eucaliptos e os decrecentes usos tradicionais do terreo. Abraço! Damián
ResponderEliminarLembro, Damiám. Esas escribentas de Lagoela están a só 3,5 Km em linha recta destes de Santa Marinha. Estám, digamos, no mesmo "maciço de colinas", a cavalo entre os concelhos de Narom, Sam Sadurninho e Valdovinho, grosso modo.
Eliminar