"En la tercera semana de Noviembre la situación será muy crítica para las ucis y en parte para la hospitalización en general. No sé si colapsará" (Fernando Simón)
"Ahora sufrimos la herencia de los brotes veraniegos. Vienen semanas y meses muy duros" (Jesús Gómez Gardeñes, Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos, Universidad de Zaragoza)
"Pensábamos que habíamos aprendido de la primera ola, pero no lo hemos hecho. Es peor de lo que pensábamos" (Juan José Nieto Roig, catedrático de Análisis Matemático USC)
"Aunque los casos no sean tan graves el peligro del colapso hospitalario es que puedes acabar muriéndote de cualquier cosa por falta de atención. Creo que deberíamos prepararnos para un largo confinamiento. Es una boca de lobo que da miedo". (Álvaro Gómez Vieites, profesor asociado IESIDE y consultor asociado de Inprosec)
Estas opiniones, recogidas de La Voz de Galicia alertan de un futuro inmediato realmente preocupante, aunque una parte importante de la población parece ignorarlo. Otros incluso se han echado a las calles para combatir con violencia las medidas tomadas por los diferentes gobiernos. Así de triste es el panorama de este país de países llamado España y con el que cada día me resulta más difícil identificarme.
Mientras, el personal sanitario lucha como auténticos héroes en las trincheras hospitalarias.
Y ya no es sólo por nosotros. También es por ellos, por estos ángeles que dedican su trabajo (incluso su propia vida) a cuidarnos, por los que al menos deberíamos cumplir las normas. Aunque después pase un runner o un ciclista sin mascarilla a medio metro de nosotros por la acera. Soy el primero en discrepar con algunas de las normas, que no me parecen justas, pero intento ser el primero en cumplirlas pues considero que quienes las han elaborado lo han hecho con conocimiento científico y buena fe. Se llama disciplina social.
PD: Quiero dedicar esta entrada a todos los sanitarios y sanitarias de Galiza. Sólo tengo buenas palabras para esa gente, a la que tuve ocasión de conocer en profundidad durante las largas estancias hospitalarias que sufrió mi madre en estos últimos años.
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